El restaurante Poncelet Cheese Bar apuesta por platos vanguardistas
Más de una vez hemos confesado nuestro amor por el queso y por eso somos asiduos clientes de Poncelet Cheese Bar y de su tienda. Recientemente fuimos a cenar al restaurante Poncelet y tuvimos la oportunidad de conocer a su nuevo jefe de cocina, Guillaume Egoneau Brun; joven chef francés que cuenta con una amplia experiencia en restaurantes con Estrella Michelín.
La llegada de Guillaume a Poncelet Cheese Bar ha traído consigo una renovación a la carta de este restaurante especializado en quesos artesanos. La nueva propuesta gastronómica de Poncelet Cheese Bar incluye la incorporación de 11 nuevos platos a la carta donde, cómo no, el queso está presente en todos.
Nueva carta de Poncelet Cheese Bar
Antes de entrar en materia con la nueva carta de Poncelet Cheese bar, os contamos sobre el aperitivo que tomamos antes de comenzar a cenar.
Se trató de una tabla con bombones de queso manchego con un velo de Pedro Ximénez y una mousse de almendra tostada; esferas de salmón ahumado con queso fresco de Madrid y unos crujientes de mandioca rellenos con Emmental y de Grana Padano y salsa chili dulce. ¿A que no podíamos dejar de hablaros del aperitivo? ¡Buenísimo!
De las nuevas incorporaciones a la carta de Poncelet, seis pertenecen a los entrantes. Nosotros probamos el exquisito salmón encurtido al combaka con cremoso de queso Altejo y cítrico, rabanitos encurtidos y huevas de salmón. Un platazo que os recomendamos probar, primero por el sabor del salmón con toques cítricos y segundo por el toque agradable que le da el queso, pues es una pasta ligera agradable al paladar y que no altera en el sabor del salmón.
Otros de los entrantes de la carta recién reformada por “el chef del queso” es la remolacha en todos sus colores con espuma de Pasiego y cremoso de Shiso, el Huevo de Poncelet con champiñones, crujiente de cebolla y queso Fontina o los Gnocchis de patata con Beaufort con zumo de remolacha, emulsión de perejil y cecina de buey.
Los productos del mar y la tierra también están presentes en la nueva oferta gastronómica del restaurante y probamos uno de cada. Del mar pasaron a los fogones de Guillaume y luego a nuestra mesa unos deliciosos langostinos preparados a la plancha, y presentados en tierra de Gouda con maíz en diferentes texturas.
De la tierra comimos un solomillo de vaca en su punto, acompañado por un tartar de tomate seco y cebollino con trocitos de queso Tilsiter (queso vacuno de Suiza), salsifí gratinada también con queso Tilsiter y crujiente de esta misma variedad de queso.
La presentación de los platos y por supuesto su sabor, nos dejan una grata impresión del cambio que está teniendo Poncelet Cheese Bar.
Otra de las novedades de Poncelet es la incorporación de tres menús degustación para comer y cenar que oscilan entre 25 y 55 euros
Degustación de quesos
Nuestra experiencia en el restaurante Poncelet Cheese Bar no podía cerrar sin una degustación de algunos de sus quesos y nos dejamos asesorar por la Maitre Formager de Poncelet, quien nos ha explicado estupendamente los quesos a degustar, sin duda se nota su pasión por los quesos artesanos.
El primero que probamos fue Valencay AOP fermier, un queso francés de cabra de baja intensidad, cubierto de cenizas de carbón saladas. Un queso que acaba de llegar a Poncelet Cheese Bar. En paladar resulta pastoso.
Luego probamos un queso de Castilla y León, el Matalobos un queso con un toque amargo producto de la cerveza, uno de los ingredientes que se le añaden a su elaboración. Es un queso de oveja de intensidad pronunciada.
Para terminar, degustamos el Cashel Blue, un queso irlandés elaborado con leche pasteurizado. Es un queso azul suave con leves notas a vainilla. Para nosotros, que nos gustan los quesos potentes, este tenéis que probarlo.
El ambiente de Poncelet Cheese Bar
Poncelet se encuentra a pie de calle y desde ahí pareciera un local con pequeño con una barra curiosa que invita a entrar. No os quedéis ahí. Os sorprenderéis si pasáis al fondo. Os encontraréis con cuatro columnas que simulan las cuatro patas de una vaca y unas lámparas que simulan las ubres. Todo muy bien diseñado, tanto que puede hasta pasar desapercibido.
En Poncelet Cheese Bar también cuentan con el primer jardín vertical natural más grande que se implantó dentro de un restaurante (ya superado por otros). Por supuesto no podemos dejar de hablaros de la cava de quesos. Alucinante, imponente y con mucha presencia dentro de Poncelet, que cuenta con cientos de referencias de quesos. Este restaurante que este 2019 cumplirá 15 años, se propone a conseguir un mayor reconocimiento por su gastronomía y por su amor al queso artesano, seguro lo lograrán.
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